jueves, 17 de enero de 2008

Titopu y Conmari

Entrega numero cinco

De cómo Conmari se entera que el chivo tiene personalidad

Las filas en bancos los primeros días del mes suelen ser una cosa infinita, como los rayos del sol que desaparecen en el ocaso y se extienden hasta donde tu mirada alcanza ver. En uno de los tantos bancos que se enriquecen no tan tranquilamente en el lugar, si muy tranquilo para sus propietarios en otro lugar rascándose la barriga; se encontraba Conmari en la fila, no muy madrugado; pero para su rutina una madrugada del carajo. A eso de las diez de la mañana llega a la fila que casi se topaba con la puerta de ingreso, hecha una mirada a la fila desde donde se entrega el dinero con lo que sea que este diligenciado. Fila que es delimitada por unos lazos que van a unos pequeños párales donde se envuelven de manera mecánica o automática. Esta línea de referente hace que la fila comience de manera culebreada o en zig-zag y luego viene la interminable fila pegada a la pared, para comodidad de quienes están en la fila poder: recostarse, sentarse, inclinarse, hacer jarras, estirar, mover la cabeza de lado a lado, mover el cuerpo sin moverlos pies de su base, girar la cintura.

Conmari después de hacer todo el recorrido con su mirada se da cuenta que le toca de ultimo. Pero, inmediatamente deja de serlo; no siempre se es el último, siempre alguien más ocupa ese lugar en el tiempo. Conmari de igual modo dejo de ser el ultimo cuando llego otra persona y detrás de ésta más personas que obligan a estrecharse, la fila igual de larga, más intensa, tupida, la distancia se hace minina entre cada persona permitiendo descubrir lo quieras o no el olor de los otros. Por fortuna para Conmari quien estaba delante de él era una nena y esta expelía un buen y agradable olor. La persona de atrás un longevo tipo acostumbrado a estos tramites, solía lanzar palabras al aire tratando de ser divertido y a la vez encontrar con quien conversar sobre: “como esta de mal organizado esto”, las pensiones del seguro social, “en mi época todo era diferente y mejor”, “como esta de cambiada la ciudad”, “imagínate que una vez le robaron a alguien que venia para acá…”, “¡que inseguridad!”, “que desempleo tan berraco ahora”, “tanta niña preñada”, “¡ésta juventud! Fumando y bebiendo a tan temprana edad”, bla, bla, bla. Y si, el señor tenía un olor a ropa archivada por mucho tiempo en el armario, algo así como el olor de la tiza mata cucarachas. Lucia una clásica camisa de seda fría con detalles un tanto folklóricos en la misma, pantalón café de prenses con el planchado marcado, cinturón negro, barriga que le desbordaba, zapatos negros que en su historia han tenido más de mil lustradas mañaneras, toda una vida rutinaria de tipo pensionado, peinado hacia atrás, un poco de gomina, pule el bigote, los pelos de la nariz, colonia y pa’ la calle a ver con quien se encuentra para hablar. Pues, todos en su casa están cansados de escucharlo y nadie le ha oído hablar.

Mientras, Conmari trata de disimular que el tipo esta atrás de él moviendo la cabeza con su cuerpo, mirando como se desenvuelve la fila, que pasa delante, le sale espontáneamente una frase de su ser: “No. Esta fila no corre es nada”. Al lanzarla al aire cae en cuenta que el señor le va mirar y por ende le va a conversar; si lanzas palabras al aire donde hay algo de silencio siempre va estar alguien que escuche, el efecto será el silencio u otra palabra al aire de otra persona o una frase dirigida a quien lanzo la primera frase. Conmari volteo la cara hacia donde iba la fila, encontrando su mirada con la nena que va delante de él, nena que de igual modo lanza unas palabras al aire: “si hombre, tienes razón, hora y media aquí parada y esto no corre es nada”. De esta manera se inicia una conversación de banco: “¿a que hora llegaste vos?”…. ¡sí! Yo llegue detrás de vos… y… ¿Qué vas a pagar? El cole de mi hermano y ¿vos? La EPS y… ¿Qué haces? Estudio. Ha, yo también ¿Qué? Zootecnia. ¡A si! Parce, yo tengo un chivo, yo no un parcero ¡un chivo!-la nena-. Pues si, -Conmari- no sabemos que darle de comer y como hemos escuchado que los chivos comen hasta papeles cagados, le estamos dando hojas reciclada, pero no se las come. Pues claro, -la nena- ¿Cómo se te ocurre? (que gueva, piensa la nena) es lógico, uno no se alimenta de papeles, a no ser que tenga un hambre la más tremenda y tenga que optar por tal cosa. Los chivos comen hierba, además podes darle los sobrados de la comida, ya que este chivo lo estas domesticando y se esta convirtiendo en un animal citadino. OK –Conmari-.

En esta desviación de la conversación sobre el chivo llegan a la taquilla, dos personas delante de ellos, hora de la despedida; estos encuentro fortuitos no llegan a nada y desaparecen como las tirillas de los supermercados, se la muestras al celador y cuando sales de el supermercado ya no sabes donde esta. Conmari le dice: hasta luego, bacano hablar sobre el chivo y su dieta, pero nada acerca de ti. Ella le dice: no hay problema, si quieres pagamos y nos tomamos un café. Claro que si, -Conmari- paguemos esto y vemos que hacemos. Se acercan a la taquilla, entregan el dinero con su respectiva papelería, reciben el vuelto, el papel que demuestra que la transacción ha sido realizada y salen del tedioso banco dejando atrás todo lo que hay detrás de ellos.

Salen del banco, compran un par de cafés, un cappuccino y un expreso, se sientan en una de esas bancas de hierro y madera que ahora hay en la ciudad de Medellín y, Conmari le comenta que el chivo hace algo muy particular: agarra el disco cuando se lo lanzan. Ella le dice que es extraño pero es normal; los animales tienen comportamiento individual al igual que los humanos, eso dice la etología animal y puede llegar a tener comportamientos tan humanos que te puede sorprender. Por cierto, en la universidad he visto unas personas que juegan con un frisbee y corren tras él, ¿Tú juegas eso? La verdad -Conmari- ahora yo solo lanzo con un amigo. Pero, ahora que lo dices ese chivo si tiene un comportamiento muy genuino: duerme a los pies de Titopu como si fuese un perro, no le gusta que lo vean haciendo del dos, y si lo miras te enviste de manera brutal. No come a deshoras, le gusta que lo bañen, le gusta el rock & roll y cuando escucha vallenato o música de aplanchar huye del lugar en el acto, en cambio, cuando escucha Pennywise entra en un estado subliminal y comienza a dar saltos encabronados como Suricato enfiestado bailando Save Ferris.

Lo que llama más mi atención es cuando estamos reunidos tomando pola. Te golpea en la mano que tienes la cerveza para que le des de tomar, le hechas en el disco y bebe con un placer que no te lo puedes creer, edemas de no gustarle la cerveza cuando esta caliente. Una vez le di la mía cuando estaba media y un tanto al clima y el hijo de p%&$ me orino la pierna, que orín mas caliente y que risa tan hijueputa.

Pero, lo que enserio llama mi atención es: el chivo le gusta estar mucho al lado de Marie P…, ella lo soba, le da picos y éste es todo contento, parece que sonriera y a veces, no se si estoy muy paranoico, le mata el ojo e intenta darle besos. Jajaja… ¡estas loco! -dice ella- no podes llegar a ese extremo. No creo que eso pueda ocurrir y si esta ocurriendo deberías prestar más atención, pues, te vas a quedar sin nena y por culpa de un chivo, jajaja. Deberías presentarme a ese chivo, yo que ahora ando sola y desparchada, jeje. Pues, favor que me harías –dice Conmari- sino te presento a un amigo.

De tal forma termina la conversación y el café. La conversación mas chivo-temática que he escuchado. Se “cogen las placas”, números de teléfonos van, números de teléfonos vienen, pico y “yo te llamo. Chao”. La nena parte y Conmari queda allí pasmado pensando en la etología del chivo.

¿Qué hará Conmari? ¿Morirá su relación? ¿Castrara al chivo? ¿El comportamiento del chivo se te parece al de algún Suricato? ¿Hablara el chivo en algún capitulo convirtiendo esto en una fabula? ¿Qué podría decir el chivo? ¿Cómo crees que se llama la nena o debería llamarse? ¿Por qué las nenas de los bancos suelen ser tan coquetas o me parece a mí? ¿Por qué se hace más lento el tiempo en los bancos? ¿En que mano tenia el sombrero el señor detrás de Conmari? ¿Quién pidió cappuccino y quien expreso? ¿Quién pago? ¿Le echaron azúcar?

Pennywise - Stand by me

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Comportamiento erratico el de este chivo pero muy ceñido a la realidad suricata, o si no:
- que tal el suricata coqueto que se mete en problemas por estar bailandose las novias de quien sabe quien
- el que le gusta el rock y por ende odia el vallenato
- El que vuela por el disco, aunque se le caiga
- los que beben cerveza y se mean
- y como olvidar el que te enviste con la cabeza

No me a tocado verlos comiendo papeles, pero uno nunca sabe

Anónimo dijo...

Buenisimoo!!!!
Muy buena representación de la realidad subjetiva del reino suricata.