Fabula del Águila

El Águila deambulaba por esa bella montaña, donde se dejaba ver un majestuoso paisaje, caminaba por allí o se desplazaba dando saltitos. Se alimentaba con lombrices y gusanos y hasta llego a tener una dieta vegetariana. Pero ¿Por qué permanecía en tierra? El Águila no levantaba vuelo porque, cada que iba a elevarse, se preguntaba: si era su deber volar y, en ese preguntarse, nunca se lanzaba a vuelo. Pero, un día saltaba detrás de una liebre; liebre que se fue hacia un risco de la montaña, los dos en la misma dirección, la Liebre salta y el Águila que ya venia dando saltitos, igual no continúo; pues tenia la Liebre en su pico, su grandes y bellas alas abiertas, sus patas hacia atrás y su mirada victoriosa. El águila ya hacia parte de aquel bello paisaje: montañas, valles, ríos… libremente voló.
Moraleja: lánzate sin pensar por el disco, tomo una reacción instintiva como la del animal. Pero, no dejes tu ética, tu espíritu a un lado. Recuerda que eres un simple mortal que va en busca de libertad. ¡Vuela como un mono entre los árboles!